Desde el umbral de seguridad finalizado en 1932, comienza el recorrido por la punta preservada de Sainte-Barbe, que ofrece una vista espectacular tanto de la bahía como de los acantilados de flysch. En e lugar de una capilla y sobre las ruinas de un fortín del siglo XVII, en 1870, faros y balizas instalaron la luz de entrada, cuyo perfil atípico y su característico color blanco lo convierten en un edificio inseparable del paisaje de Sainte-Barbe. Testigo del sistema de defensa del Muro del Atlántico, este paseo está delimitada de antiguos blockhaus (búnkeres militares).